jueves, 2 de junio de 2011

EL CONTEXTO COMO DIFERENCIADOR DE PALABRAS MORFOLOGICAMENTE IGUALES

Observe los siguientes párrafos. Note que el contexto también es determinante a la hora de diferenciar las palabras de escritura completamente igual:

1) -Ya está muy frio- afirmó el detective –No podremos dejarlo más tiempo aquí.
-Estoy preocupada, no es así como debía pasar- Opinó la forense.
-Las condiciones no fueron ideales: el cuerpo se congeló completamente, el corazón dejó de bombear y las arterias dejaron de transportar sangre. Una hipotermia severa- añadió el detective.
La forense continuó inspeccionando: se agachó, abrió su maletita, sacó su linterna ultravioleta y comenzó a mirar el cuerpo. Después agarró algo así como un termómetro dérmico y lo puso en la cabeza de la víctima. –Me parece que empieza a hacer calor- Añadió. Entonces se quitó el abrigo y lo puso a un lado, y sacando una bandita, se recogió el pelo en una cola de caballo, justo como le gustaba al detective.

2) En el vivero Sol Naciente cultivan plantas y crían aves. Dicen que las aves mantienen a las plantas libres de hongos, gusanos y otros bichos; esto lo supo don Álvaro Quiñones gracias a don Argemiro Salas, famoso por su libro “Las Aves y las Plantas son Amigos”. A cada ave, don Álvaro ya le tiene su función: los pechirrojos le ponen color a las margaritas, las palomas hacen que los bonsáis mantengan su estatura, los colibríes cuidan a los girasoles así como las gallinas de las gérberas. Pero don Argemiro le recomendó especialmente a don Álvaro no poner ninguna planta al cuidado del pavo real porque “la cola de ese animal es muy importante para conservar la especie. Los pelos sensoriales de las plantas pueden hacer que el plumaje se opaque”.  

3) Empezar a trabajar no es una tarea fácil. Adaptarse a horarios, jefes, compañeros y sobretodo salarios es una tarea ardua y constante… Y por si fuera poco, en mi trabajo actual tengo que lidiar con clientes todo el día, repetir las mismas frases, escuchar respuestas similares, y el tan fastidioso “¡Niña!, ¿me trae más servilletas?” o el gesto para pedir la cuenta. Pero hoy he decido que quiero aprovechar mi trabajo y hasta disfrutarlo. Además, los lunes le regalan un refresco al empleado que llegue primero. Entonces trato de estar lo más temprano posible en el restaurante y oigo la ovación de doña Mercedes con un seco: “¿qué va a tomar?”, y soy la más feliz cuando digo: “una cola bien fría”.



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